El ser humano siempre ha creado herramientas que le faciliten la vida, y ahora la tecnología ha jugado un papel trascendental en la creación de nuevos tipos de inteligencia que satisfacen esa necesidad. Los usos y aplicaciones de IA pueden tener impactos positivos y negativos en los derechos humanos, dependiendo de cómo se desarrollen y utilicen, sobre todo, con el grado ético con el que se rija tal utilización. La IA les da sentido a los datos vía la interpretación de los algoritmos, por lo que se espera que la IA desempeñe un papel importante en la configuración de la competitividad y la productividad globales en las próximas décadas.