¡Buenos días!

Saludos desde la Ciudad de México.

La semana pasada fuimos invitados a participar en un webinar para hablar sobre identidad digital, el grado de madurez que tiene en nuestro país y la conciencia que existe en relación con la misma.

De acuerdo al National Institute of Standards and Technology (NIST) del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, la identidad digital es la persona en línea de un sujeto; la representación única de un sujeto que participa en una transacción en línea. La suma de toda la información digital que existe sobre nosotros (The Value of Our Digital Identity). 

En este sentido, podemos decir que la identidad digital es única respecto a un servicio, pero no necesariamente identifica de manera univoca a un individuo en todos los contextos. Es más, en ocasiones no se conoce la identidad real del individuo y, en algunas otras, no coincide la identidad real con la identidad digital. Podemos tener una identidad como consumidores, en el ámbito familiar y de amistades, como contribuyentes, electores, etc.

La caricatura de Peter Steiner en el New Yorker del 5 de julio de 1993, “On the Internet nobody knows you are a dog.”, describe perfectamente lo que sucede, en ocasiones, con nuestra identidad digital.  

No obstante lo anterior, la identidad digital se forma de varios datos personales, es decir, información que identifica a una persona o la hace identificable y, por ende, debe protegerse como tal y debieran corresponderle a la persona detrás de esa identidad digital todos los derechos que derivan del tratamiento de datos personales y, al responsable que los trata, los deberes y obligaciones de seguridad y confidencialidad, entre otros.

En relación al grado de conciencia que existe respecto a la identidad digital, podemos decir que no es clara y no hay en realidad una conciencia al respecto; todavía existe un desconocimiento sobre ello y, sobre todo, una falta de cuidado al crear una identidad digital y proteger los identificadores que nos permiten autenticarnos como poseedores de dicha identidad digital.

La realidad que hoy vivimos para muchos representó el inicio obligado de la creación de múltiples identidades en el ámbito digital, probablemente se hizo uso de servicios que, en condiciones normales, no se hubieran utilizado. Muchos tuvieron que empezar a pedir productos del supermercado en línea, comida, utilizar plataformas digitales para comunicarse, trabajar a distancia, tener consultas médicas a distancia, etc.

La creación de una identidad digital depende también del grado de avance tecnológico que se tiene y del acceso a Internet y, en varios países de la región, esto no es una realidad para todos. Me parece que aún falta tiempo para que la identidad digital de manera generalizada sea un hecho, sin embargo, las circunstancias que ahora nos ocupan nos empujan cada vez con mayor fuerza a desarrollarla, pero hay que estar conscientes de ello y cuidarla como cuidamos nuestra identidad en el mundo físico.  

Saludos,
Rosa María